Uno de los primeros acontecimientos deportivos masivos que ha tenido lugar en Mallorca ha sido la denominada Fiesta del Pedal, de cuya celebración por primera vez se cumplen cien años, entre 1915 y 1920. Surgió de una práctica deportiva todavía incipiente, pero a pesar de ello obtuvo una respuesta popular hasta entonces inédita. El concepto de fiesta del pedal como tal se dio a partir de 1913 en Cataluña, como jornada festiva y de convivencia ciclista en la que la competición quedaba relegada a un ámbito secundario, organizándose desde entonces por toda España en numerosas poblaciones y con numerosos formatos organizativos.
En aquel entonces, el fútbol todavía se practicaba esporádica y desorganizadamente en el archipiélago balear y nadie aventuraba que llegaría a ser el deporte rey que es hoy. El resto de deportes estaban reservados a una minoría de privilegiados o permanecían desconocidos. La Fiesta del Pedal fue el primer síntoma de la penetración del deporte en la sociedad mallorquina transversalmente y a gran escala, sorteando clases sociales y distinciones, y fue tanto causa como consecuencia del liderazgo del ciclismo como primer deporte de la isla, fenómeno que se prolongaría en Mallorca durante varias décadas, especialmente en su modalidad en pista.
A principios de la década de 1910 el ciclismo mallorquín subía como la espuma, aunque como se ha dicho casi exclusivamente en su variante de pista. Justo entonces emergían las primeras figuras locales que, además, asaltaron los campeonatos nacionales de fondo y velocidad, apoderándose de casi todos ellos, uno tras otro, sin descanso: Jaume Mayol (1913), Gabriel Oliver (1914), Simó Febrer (1914 a 1918) y Miquel Bover (desde 1917). En ese estado de cosas era inevitable que un evento de gran magnitud social como la fiesta del pedal arribase a las islas, reflejo de una creciente afición de base que progresivamente había ido penetrando en todos los niveles de la sociedad.
En 1915 la sociedad ciclista Veloz Sport Balear de Palma era en aquel momento una de las entidades deportivas más poderosas de Baleares. Decidió organizar la Fiesta del Pedal en Mallorca, a imagen de las celebradas en Cataluña hasta el momento, con una caravana ciclista que iría desde Palma hasta un punto de la isla en donde se celebraría una jornada de convivencia popular y festiva, protagonizada por todos sus participantes.
El Veloz Sport Balear era propietario del velódromo del Tirador, entonces la pista más pujante del Estado y sede de gran parte de los campeonatos nacionales de ciclismo en pista que entonces se organizaban anualmente; pero en este caso el factor competitivo era secundario y lo importante era realzar la bicicleta como transporte popular y multitudinario en un momento de pleno auge entre las masas. De rebote, su fomento revertiría en el surgimiento de nuevos valores ciclistas para la competición, así que todos saldrían ganando.
Así, la Fiesta del Pedal fue una demostración de fuerza y de poder de convocatoria de una sociedad ciclista de clase, pero que actuaba con una vocación transversal inaudita en aquella época, ya que participaron todo tipo de ciclistas sin diferenciaciones de origen, clase social, sexo o procedencia. El ciclismo derribaba fronteras hasta entonces intocables y anunciaba una modernidad que, poco a poco, se abría paso.
La primera edición (1915), partiendo en caravana desde Palma, transcurrió en el predio rural de Son Company (Montuïri), en el centro de la isla, y fue un éxito de convocatoria con más de mil participantes. Pero fue en las siguientes ediciones, celebradas entre 1916 y 1918, que la concentración ciclista encontró su ubicación predilecta con la ruta trazada entre Palma y la localidad costera de s’Arenal, en el municipio vecino de Llucmajor. Entonces el enclave de s’Arenal era una pequeña localidad escasamente poblada y con pocas edificaciones, nada que ver con la actual, que acogió en 1916 una concentración festiva de unos 1.500 ciclistas; un éxito de convocatoria que superó todas las expectativas.
Durante estos años la Fiesta del Pedal vivió sus años de esplendor en Mallorca como concentración social de gran magnitud y gran acontecimiento deportivo con carácter masivo, algo nunca visto hasta la fecha, y s’Arenal se convirtió en el emplazamiento idóneo para las siguientes ediciones. A nivel estatal fue un ejemplo de concentración ciclista, tanto por la respuesta popular lograda (no estamos hablando de una gran ciudad, como Madrid o Barcelona) como por el éxito organizativo.
En 1917 se confirmaron las expectativas y la movilización ciclista mantuvo el mismo tono multitudinario. Más de un millar de ciclistas completaron el recorrido y disfrutaron de una jornada plenamente festiva. No fue así la edición de 1918, aunque por motivos ajenos a la organización: el mal tiempo reinante aquella jornada redujo la participación a unos pocos cientos de personas, pero aun así se siguió manteniendo como el acto deportivo y social más popular y multitudinario de la isla.
En 1919 la Fiesta del Pedal inició su declive, y el motivo fue error de cálculo estratégico. El punto de encuentro cambió de s’Arenal a Son Catiu (Inca), un punto geográficamente próximo al centro de la isla, para favorecer la asistencia de ciclistas de toda Mallorca y no solo de la capital palmesana, que hasta entonces eran una amplia mayoría. La decisión no fue acertada, pues gran parte de los participantes llegaron nuevamente de Palma; pero con una sensible reducción, ya que el recorrido era mucho más largo y penoso. Mientras tanto, la asistencia del resto de la isla siguió siendo muy parecida a la de anteriores ediciones, así que el cambio de ubicación no compensó en absoluto.
Después del bajón sufrido el año anterior, en 1920 la Fiesta del Pedal se celebró en el bosque palmesano de Bellver, seguramente para reparar el error del año anterior y favorecer la participación de los ciclistas de la capital. Pero el error, en este caso, desbarató totalmente su naturaleza, porque la proximidad al núcleo urbano favoreció la llegada de miles de personas que se tomaron la actividad como una jornada de excursión campestre (de hecho, Bellver era un lugar habitual de esparcimiento) y concurrieron más de 20.000 personas, la inmensa mayoría sin bicicleta. La actividad ciclista prácticamente desapareció y la esencia de la fiesta se desvirtuó completamente. El daño ya estaba hecho y la edición de 1921, prevista en la pedanía palmesana de Ciutat Jardí, se canceló ante la escasez de inscritos previos. Hubo un intento de recuperarla en 1925, pero tampoco cuajó y la Fiesta del Pedal desapareció.
A partir de los años 40 se organizaron nuevas ediciones, impulsadas por la Federación Balear y también por clubes ciclistas. Pero no se celebraron con regularidad, ni tuvieron el carácter multitudinario que lograron aquellas primeras ediciones. Tampoco se implicó el Veloz Sport Balear, la sociedad que las había impulsado. El impacto social y la novedad que entonces supuso habían quedado atrás.
Por Manuel García Gargallo
Por Manuel García Gargallo
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