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sábado, 27 de noviembre de 2021

5 Años de AIHEC



El 27 de noviembre de 2016, gracias al esfuerzo conjunto de aficionados de ciclismo de España y Portugal, se fundó la Asociación Ibérica de Historiadores y Escritores de Ciclismo (AIHEC). Tuve el privilegio de pertenecer al grupo fundador de la asociación, por invitación de José Eugenio Caballero, ex ciclista madrileño, creador del blog Historia del Ciclismo. Desde muy joven siempre he sido aficionado y seguidor de este deporte, sin haber competido nunca, limitándome a algunas carreras y sprints de barrio. Sobrino de un gran nombre en el ciclismo portugués, campeón de los años 30 y 40, nunca tuvo la oportunidad de una gran intimidad y convivencia con su tío, limitándose a una decena de encuentros donde el ciclismo se discutía esporádicamente y nunca, en profundidad. Sin embargo, su actividad en el deporte pasaría a ser predominante a partir de 2014, no como ciclista, sino como investigador y escritor, con la publicación de la biografía de su tío Eduardo Lopes. Desde entonces, la investigación y la producción de libros no se han detenido. A ésta le siguió la Copa España, competición disputada en 1939, 3 meses después de la Guerra Civil, con la participación de un equipo portugués de 3 elementos, entre ellos Eduardo Lopes; la reedición de la biografía de Onofre Tavares, famoso velocista norteño de los años 40 y 50; las XXIV Horas del Metropolitano de Madrid de 1945, última carrera disputada por su tío en España; la traducción y publicación en Portugal del clásico ciclista de Albert Londres, Les Forçats de la Route; la publicación del libro en verso Porto-Lisboa, de José Frade; la publicación de la biografía de Américo Raposo, discípulo de su tío, el mayor velocista y corredor portugués de los años cincuenta; la reedición del libro de Amândio Monteiro, Ciclismo e Ciclistas, una perla de prosa ciclista y además; la publicación del libro Avante pela União! La Fundação da UVP, celebrando sus 110 años de existencia; la publicación del libro de Armando Pinto, Ciclistas de Felgueiras; la publicación de un pequeño álbum fotográfico privado de la carrera deportiva de su tío; la publicación en francés de la coloración de fotos antiguas de su tío por Bernard Paris; la publicación del álbum fotográfico Memorabilia do Ciclismo Português, una historia gráfica del ciclismo portugués, de 1890 a 1960; la publicación del libro Historia de la Bicicleta, originalmente publicado en el periódico Diário de Lisboa en 7 crónicas; y finalmente (pero quizás no el último), Subidas y Rampas de Lisboa, la historia de este tipo de carreras llevadas a cabo en Lisboa desde 1910 hasta la actualidad. Por último, la publicación en el estricto ámbito de la AIHEC y en lengua castellana, de una colección en 12 volúmenes (para finalizar el próximo mes de diciembre) de las Efemérides de Ciclismo, junto a Luís Javier Bravo Mayor, también miembro fundador de la AIHEC; y finalmente, la publicación del libro Ecos de Ciclismo, de Daniel Almenara. Un solo deseo; que continúe produciendo libros de ciclismo hasta que pueda.


5 Anos de AIHEC

A 27 de Novembro de 2016, pela conjugação de esforços de apaixonados de ciclismo de Espanha e Portugal, foi fundada a Asociación Ibérica de Historiadores y Escritores de Ciclismo (AIHEC). Tive o privilégio de pertencer ao grupo fundador da associação, mediante convite de José Eugenio Caballero, um ex-ciclista de Madrid, criador do blogue Historia del Ciclismo. Desde muito jovem, sempre fui adepto e seguidor da modalidade, sem nunca contudo ter competido, limitando-me a algumas corridas e sprints de bairro. Sobrinho de um grande nome do ciclismo português, campeão dos anos 30-40, nunca teve a oportunidade de uma grande intimidade e convívio com o seu tio, resumindo-se a uma dezena de encontros em que esporadicamente se falava de ciclismo e nunca, aprofundadamente. Contudo, a sua actividade na modalidade viria a tornar-se predominante a partir de 2014, não como ciclista, mas antes como pesquisador e escritor, com a publicação da biografia do seu tio Eduardo Lopes. Desde aí, a pesquisa e a produção de livros não mais parou. Seguiram-se, a Copa España, uma prova disputada em 1939, 3 meses após a Guerra Civil, com a participação de uma equipa portuguesa de 3 elementos, entre eles, Eduardo Lopes; a republicação da biografia de Onofre Tavares, famoso sprinter nortenho dos anos 40-50; As XXIV Horas do Metropolitano de Madrid em 1945, a última prova disputada pelo seu tio em Espanha; a tradução e publicação em Portugal do clássico de ciclismo de Albert Londres, Les Forçats de la Route; a publicação do livro em verso Porto-Lisboa, de José Frade; a publicação da biografia de Américo Raposo, discípulo do seu tio, o maior sprinter e pistard português dos anos 50; a republicação do livro de Amândio Monteiro, Ciclismo e Ciclistas, uma pérola de prosa ciclista e não só; a publicação do livro Avante pela União! A Fundação da UVP, na comemoração dos seus 110 anos de existência; a publicação do livro de Armando Pinto, Ciclistas de Felgueiras; a publicação de um pequeno álbum fotográfico privado da carreira desportiva do seu tio; a publicação em francês da coloração das fotos antigas do seu tio por Bernard Paris; a publicação do álbum fotográfico Memorabilia do Ciclismo Português, uma história gráfica a cores do ciclismo português, de 1890 a 1960; a publicação do livro História da Bicicleta, originalmente publicada no Diário de Lisboa em 7 crónicas; e finalmente (mas talvez não o último), Subidas e Rampas de Lisboa, a história deste tipo de corridas levadas a cabo em Lisboa de 1910 até aos nossos dias. Por último, a publicação no âmbito estrito da AIHEC e na língua espanhola, uma colectânea em 12 volumes (a terminar no próximo mês de Dezembro), das Efemérides de Ciclismo, em conjunto com Luís Javier Bravo Mayor, também ele membro fundador da AIHEC; e finalmente, a publicação do livro Ecos de Ciclismo, de Daniel Almenara. Um só desejo; que continue a produzir livros de ciclismo, até poder.


Eduardo Lopes

Miembro Fundador de AIHEC


viernes, 5 de marzo de 2021

Historia de la Bicicleta


Tapa del libro en espanõl


El presente trabajo es una recopilación de 7 crónicas de autor desconocido, publicadas en el diario “Diário de Lisboa”, del 30 de enero de 1967 al 5 de febrero del mismo año. Por considerar que tienen un interés relevante en el aporte de la Historia de la Bicicleta, la Asociación Ibérica de Historiadores y Escritores del Ciclismo (AIHEC) decidió publicarlo.

Con tradución para castellano de Eduardo Cunha Lopes y corrección de Luís Javier Bravo Mayor, miembros del Comité Ejecutivo de la Asociación Ibérica de Historiadores y Escritores de Ciclismo (AIHEC).

Publicaciones simultáneas en portugués y español.
Una edición de Bubok.


Capa do livro em português

Esta obra é uma compilação de 7 crónicas de autor desconhecido, publicadas no jornal "Diário de Lisboa", de 30 de Janeiro de 1967 a 5 de Fevereiro do mesmo ano. Considerando que têm um interesse relevante para a contribuição da História da Bicicleta, a Associação Ibérica de Historiadores e Escritores do Ciclismo (AIHEC) decidiu publicá-lo.

Com tradução para o espanhol de Eduardo Cunha Lopes e correcção de Luís Javier Bravo Mayor, membros do Comité Executivo da Associação Ibérica de Historiadores e Escritores do Ciclismo (AIHEC).

Publicações simultâneas em português e espanhol.
Uma edição da Bubok.



Copyright © AIHEC 2021


martes, 19 de marzo de 2019

El primer cántabro en el Tour de Francia - Cipriano Elis


Cipriano Elis

Hay caminos que se descubren y caminos que se abren. Caminos fáciles y cómodos que no llegan demasiado lejos y caminos de espinas que se conquistan para llegar a metas impensables. Nadie sabe más de caminos tortuosos que los corredores ciclistas. Para ellos no existen los bellos paisajes, sólo etapas de sufrimiento que se repiten día a día.

El ciclismo cántabro en el Tour de Francia conserva dos nombres propios que se pronuncian con respeto y admiración. Los dos abrieron caminos que plantearon nuevos retos deportivos a sus sucesores. El primero es Vicente Trueba, la famosa ‘Pulga de Torrelavega’ que en 1933 se convirtió en el primer Rey de la Montaña de la gran carrera internacional. El segundo es el santanderino de Peñacastillo, José Pérez Francés, el único que ha logrado subir al pódium final en París, obteniendo la tercera plaza en 1963, detrás del ganador, Jacques Anquetil, y de Federico Martín Bahamontes. Pero también hay un tercer nombre, tan desconocido como cualquiera de los que puede señalarse al azar en el listín de teléfonos, y que gracias a mi amigo Ángel Neila, ya sé que es tan importante como Trueba o Pérez Francés. Se llamaba Cipriano Elis de la Hoz (Muriedas 1907-1984) y fue el primer corredor nacido en Cantabria que participó en el Tour.

Hijo de emigrantes

Sus padres, Mariano Elis Andrés y Rafaela de la Hoz Díaz, naturales de Dueñas (Palencia), habían emigrado a la localidad francesa de Carcassonne, en el Languedoc, y vinieron a trabajar en la construcción del ferrocarril del Cantábrico a Muriedas, donde nació Cipriano, el último de sus quince hijos. Su familia regresaría a Francia cuando él tenía tres años, y en 1925 participó en sus primeras carreras como aficionado. Fue en 1928 cuando participó en el Tour de Francia. Lo hizo dos años antes que los hermanos José y Vicente Trueba, aunque siempre habrá que tener en cuenta al leonés afincado en Torrelavega, Victorino Otero, que ya había participado en el Tour de 1923 y 1924.

La participación de Elis no sería tan brillante como la de Trueba o Pérez Francés. De los 162 ciclistas que tomaron la salida en aquella edición de 1928, fueron 121 los que no pudieron llegar al final, entre ellos Cipriano. El Tour era mucho más duro que ahora. El recorrido final era de 5.375 kilómetros, muchos de los cuales, precisamente los más difíciles que accedían a los puertos de montaña, eran de tierra polvorienta. Hay que tener en cuenta que en las ediciones de hoy en día, además del buen estado de las carreteras y de las modernas y ligeras bicicletas, el recorrido no llega a los 4.000 kilómetros. Elis abandonó en la quinta etapa, entre Brest y Vannes. Pero no fue un fracaso, sólo estaba abriendo camino.

Embestido por un vehículo

Tras la experiencia del Tour continuó madurando y compitiendo, sobre todo en Cataluña y Levante. Y en 1935 lo intentaría otra vez. La U.V.E. (Unión Velocipédica Española) lo incluyó en la selección española que disputaría el Tour de Francia, junto con Vicente Trueba, Salvador Cardona, Federico Ezquerra, Mariano Cañardo, Emiliano Álvarez, Antonio Prior e Isidro Figueras, que a última hora ocupó la plaza de Fermín Trueba por encontrarse enfermo. Aquel Tour de 1935 fue un auténtico desastre y varios corredores tuvieron que abandonar por culpa de la mala organización. Uno de ellos fue Elis, que quedó eliminado en la primera etapa debido a una caída al ser embestido por un vehículo seguidor de la prueba. Cipriano quedó tirado y sin sentido en la cuneta durante media hora, con un aparatoso desgarro en un codo. Aun así, se subió de nuevo a la bicicleta y recorrió los casi 200 kilómetros que separaban Pontoise (donde se produjo el accidente) de Lille. Aquella etapa fue una de los más admirables gestos de superación que puede realizar un deportista. Herido, ensangrentado, conmocionado y exhausto, logró llegar a la meta, aunque entraría fuera de control.

Tras la guerra del 36, ya residente en Chera (Valencia), volvió a competir con regularidad, consiguiendo un meritorio quinto puesto en la Vuelta a España de 1942. Al año siguiente, sufrió un grave accidente en la Vuelta Ciclista a Cataluña, cuando iba segundo en la clasificación general, al chocar contra un vehículo que venía en sentido contrario. Pero aunque se pensaba que ya no volvería a subirse a una bicicleta, Cipriano Elis fue uno de los ciclistas españoles que más pruebas disputó en 1944 y 1945, especialmente en pista, proclamándose subcampeón de España en ruta por regiones. En 1946, con 39 años, dejaría de correr, aunque no se desvinculó del mundillo ciclista, pues fue mentor, entre otros, de Bernardo Ruiz, vencedor de la Vuelta a España de 1948 y primer español que hizo podio en el Tour de 1952.

Hay caminos que se descubren y caminos que se abren. Caminos fáciles y cómodos que no llegan demasiado lejos y caminos de abandonos, de caídas y de desesperanzas, que se conquistan para llegar a metas impensables. Y herido, ensangrentado, conmocionado y exhausto, Cipriano Elis nos mostró que el esfuerzo es el único camino que siempre constituye un éxito en sí mismo. Fue el ejemplo que nos proporcionó el primer corredor cántabro que participó en el Tour de Francia.

Por Raúl Gómez Samperio (c) 2016




lunes, 13 de agosto de 2018

CÁDIZ, PIONERA DEL CICLISMO EN ESPAÑA


Ciclistas gaditanos

Dedicada a Mark McGhee ciclista escocés de la calle Escalzo.

Es ya un lugar común hablar de Cádiz como puerto de entrada en España, sobre todo en el siglo XIX, de las ideas políticas vigentes en Europa. Sin quitarle valor a lo que esta afirmación pueda tener de cierta, no es menos importante la entrada y rápida asimilación de usos y costumbres sociales, como fueron los deportes, que de ser una afición exclusiva y elitista el “sport” que practicaban los súbditos británicos afincados en la provincia en Cádiz, El Puerto, Jerez y en el Campo de Gibraltar en Algeciras, San Roque y después La Línea, pasaría en unas décadas a convertirse en los deportes de masa que ahora conocemos.     

Uno de estos deportes modernos fue el ciclismo. Según los historiadores del deporte, las primeras asociaciones ciclistas españolas fueron la “Sociedad Ciclopedista de Madrid”, creada en 1883 entre los aficionados que utilizaban para sus paseos y ejercicios la Rosaleda del Retiro, y dos años después nació el “Club Velocipédico de Barcelona”.

Sin embargo varios años antes ya existía en Cádiz esta afición, que incluso creó una asociación, el “Veloz Club de Cádiz”, que tenía su sede en la Cuesta de la Murga 28 y que ya existía antes de 1878 pues este año organizó, dentro de las celebraciones de la boda de Alfonso XII con María de las Mercedes, una carrera en la Alameda engalanada para esta ocasión por el Ayuntamiento, que le concedió una ayuda de 300 reales para trofeos y premios en metálico a los ganadores. Fue tanto el impacto de esta carrera entre la juventud gaditana y tanta la afición creada en la ciudad que pareció peligrosa a los munícipes, pues al año siguiente la Comisión de Jardines y Paseos “Para evitar el deterioro que sufre el perímetro de las Delicias y salones de la Alameda con los que por allí concurren con velocípedos propone se prohiba su circulación”, lo que acordó el Pleno Municipal de 22 de julio, ordenando al Jefe de la Guardia Municipal que vigilara el cumplimiento de este acuerdo. Un problema de tráfico que todavía no había llegado a las dos “ciudades pioneras” del ciclismo en nuestro país Madrid y Barcelona.

Pese a su antigüedad, esta sociedad no formalizó su legalización hasta 1886 para, según los Estatutos que presenta en el Gobierno Civil, “Propagar y desenvolver la afición al velocípedo, proporcionando a sus socios higiénico ejercicio y agradable diversión organizando paseos y carreras”.

Años después en 1894 nacería con iguales fines el “Veloz Club de Jerez” y en 1899 el “Veloz Club Sanluqueño” al que seguirían en 1904 otras dos sociedades, “El Pedal Portuense” y la gaditana “Sociedad Velocípédica”.

Como vemos, podemos presumir aunque no se reconozca que por estas ciudades de nuestra provincia entraron en España, no sólo las modernas ideas políticas, sino también, de forma minoritaria al principio pero asimilada después por el pueblo, la moderna costumbre social de la afición deportiva.  

           Del Archivo Municipal de Cádiz y del Archivo Histórico Provincial de Cádiz.

José María Rodríguez Díaz (c)



NOTA de AIHEC: Reprodución de un artículo de J.M.R.Díaz insertado en el blog anterior


sábado, 24 de marzo de 2018

Homenaje a Guillermo Timoner



Guillem Timoner recibe de manos del artista Toni de la Mata y del alcalde de Marratxí, Joan Francesc Canyelles.



El día de su 92 cumpleaños, el gran Guillem Timoner ha recibido en el centro Ciutadà Il.legal y de manos del artista Toni de la Mata y del alcalde de Marratxí, Joan Francesc Canyelles, una escultura en forma de ciclista.

Guillermo Timoner Obrador (Felanitx, 24 de marzo de 1926) es un deportista mallorquín que compitió en ciclismo en la modalidad de pista. Además de ser el primer español en coronarse campeón del mundo en ciclismo, fue seis veces medalla de oro en la prueba de medio fondo y ganó ocho metales en los Mundiales de Ciclismo en Pista entre los años 1955 y 1965.

Durante el acto, además de recibir la escultura, el legendario ciclista sopló entusiasmado las velas de una tarta y disfrutó de la compañía de amigos y familiares.

No dia do seu 92º aniversário, o grande Guillem Timoner recebeu no Centro ILegal do Cidadão das mãos do artista Toni de la Mata e do Prefeito de Marratxí, Joan Francesc Canyelles, uma escultura na forma de um ciclista.

Guillermo Timoner Obrador (Felanitx, 24 de março de 1926) é um desportista de Maiorca que competiu no ciclismo na modalidade de pista. Além de ter sido o primeiro espanhol a sagrar-se campeão mundial de ciclismo, foi seis vezes medalha de ouro na prova de meio-fundo tendo conquistado oito medalhas nos Mundiais de Ciclismo de Pista entre 1955 e 1965.

Durante a cerimónia, além de receber a escultura, o lendário ciclista soprou as velas do bolo com entusiasmo e desfrutou da companhia de amigos e familiares.







Texto: Copyright (c) UH Deportes










Avui, organitzat pel Centre Cultural Ciutadà Il.legal s'ha fet un reconeixement a la gran trajectòria esportiva i humana de Guillem Timoner.
Felenitxer, ciclista professional, 6 vegades campió del món, 24 campionats d Espanya i moltíssims premis més.
Un dels esportistes més importants de les Illes Balears i que ha passatjat el nom de Mallorca per tot el món.
Avui, ha complit 92 anys i ho hem celebrat amb aquest reconeixement fent-li entrega d'una magnífica escultura d'en Toni De La Mata.
Per molts d'anys Campió!! 



Texto y Fotos: Copyright (c)  Joan Francesc Canyelles Garau


NOTA: La Asociación Ibérica de Historiadores y Escritores de Ciclismo (AIHEC), se asocia al acto, prestando así homenaje a uno de los mayores ciclistas de España y de la Península Ibérica




martes, 3 de octubre de 2017

Vicente Trueba Pérez


(Sierrapando, Torrelavega, Cantabria; 16 de octubre de 1905 – 10 de noviembre de 1986), hijo de José Trueba Sañudo y Victoria Pérez García, fue un ciclista español, profesional durante los años 1930.
Vicente era el tercer hijo de los ocho que tuvieron José Trueba Sañudo y Victoria Pérez García, una pareja de labradores acomodados.
Antes de él ya habían tenido dos hijos: Federico y José y después tuvieron a otros cinco: Avelina, Manuel, Fermín, Victoriano y Carmen.
Cuando Vicente era aún muy niño, en su familia había prendido ya la fiebre del ciclismo. Su hermano Federico corrió solamente dos carreras y tuvo una caída que le obligó a abandonar la afición.
Pero José, dos años mayor que Vicente y un gran ciclista, fue quien motivó sus inicios.
Los domingos le hacía ir con él a largos paseos, a los que debe sus primeros entrenamientos y el descubrimiento de sus grandes dotes.
Esa misma afición fue prendiendo en el resto de los Trueba. Después de Vicente, Manuel también andaba bastante bien, pero no tenía la suficiente afición.
Fermín fue uno de los mejores corredores de su tiempo y Victoriano también empezó y ganó el Premio de la Montaña en Santo Domingo y un año la Vuelta a Cantabria, pero siguió sus estudios aconsejado por el resto de los hermanos.
La primera bicicleta de los Trueba la compraron con el dinero que ganaron sembrando patatas, costó catorce o diciséis duros, no tenía marca, tenía el piñón fijo y era propiedad común de Federico, José y Vicente. Todos los vecinos tomaban prestada la bicicleta y ésta se fue estropeando hasta que desapareció.
Más tarde, el padre de la familia compró una flamante bicicleta inglesa, con la que José empezó a correr sus primeras competiciones.
Más tarde, cuando José se convirtió en un importante ciclista se compró una "Favor" francesa.
Al final, José acabó comprando otra mejor y Vicente heredó la "Favor", con la que hizo sus primeros escarceos en el ciclismo regional y con la que ya ganó algunos premios.
En el Tour de 1930 Vicente Trueba, que se había lesionado en una rodilla en Perpignan, subía las cuestas de los Pirineos a saltitos.
Eso llevó a Henri Desgrange, director del periódico L´Auto Velo y organizador de la prueba, a bautizar al corredor español como "la Pulga".
Desde entonces a Vicente Trueba se lo conoció como "la Pulga de Torrelavega".
Pero si ese año ya dio una lección de cómo se dejaban atrás los puertos, en la edición de 1932 el pequeño escalador dejó anonadado a más de uno.
Sin duda su momento más glorioso fue en la etapa Pau-Luchon, disputada el 12 de julio, con el Aubisque y el Tourmalet de por medio.
Trueba marchaba con el pelotón de cabeza hasta llegar a Eaux-Bonnes donde comienza el Aubisque.
Vicentucu, como lo llamaban sus paisanos, estaba ese día en vena y si el francés Archambaud empezó marcando el tren, pronto fue rebasado por el santanderino, a quien sólo podían seguir, con ciertas dificultades, los italianos Pesenti y Camuso y algo descolgados el también italiano Barral y el francés Faure.
Pesenti y Camuso no pueden aguantar el fuerte ritmo marcado por Trueba y sólo siguen Barral y Faure.
A media ascensión están a punto de alcanzarlo pero el español vuelve a atacar con ímpetu y empiezan a perder terreno hasta ser absorbidos por el grupo que marchaba detrás.
La ascensión de Vicente se hizo maravillosa y ya sacaba un kilómetro de ventaja a sus perseguidores cuando Faure, considerado el mejor escalador francés, lanzó un último intento.
Fue en vano porque "la Pulga" cruzó vencedor el Aubisque a las 9 horas y 45 minutos.
Trueba se lanzó al descenso con la mayor moral y deseos de ganar la etapa, pero varios contratiempos lo privaron de la victoria.
Llegó con los mejores a la meta y avanzó 30 puestos en la general.
Fue tan emocionante el espectáculo ofrecido por el español que Mr. Desgrange decidió que el Tour de 1933 tuviese un nuevo premio: el de la Montaña.
En aquellos años el recorrido era tan brutal que en 1933 todos los ciclistas - salvo cuatro - llegaron fuera de control en una o en otra etapa, pero los organizadores decidieron repescarlos para evitar que solo llegaran a París cuatro ciclistas.
Aquel año, Trueba batió el récord de la ascensión al Galibier (2h10m, es decir 23 minutos menos que la marca anterior!), coronó también en primera posición el Tourmalet, el Aubisque y hasta nueve puertos.
Así se convirtió en el primer rey de la montaña de la historia.
En la clasificación final terminó sexto, pero los cinco primeros habían sido repescados en alguna etapa o en otra, por lo que, reglamento en mano, el ganador del Tour debió ser la Pulga de Torrelavega.
Curiosidades acerca de Vicente:
La primera bicicleta de Vicente la compartió con dos de sus hermanos.
El primer "Tour" lo corrió sin cambio de piñón y le costó dinero.
En el Tour de 1930 el equipo de españoles en Perpiñán observó a los italianos bebiendo mucho vino y de muy buena calidad.
Entonces, los españoles se picaron y bebieron aún más que ellos.
Al día siguiente, Desgrange, el organizador de la vuelta dijo en los periódicos que los españoles eran unos borrachos.
Cuando se proclamó Rey de la Montaña, Vicente medía un metro setenta de estatura y pesaba cincuenta y cuatro kilos.
En Marsella le robaron siete minutos para "proteger" al ídolo francés Archambaud.
Inventó, sin darse cuenta, esa manera especial que tienen hoy todos los escaladores de poner las manos sobre el manillar a la hora de las subidas.
En una ocasión, después de haber terminado de correr el Circuito Vasco, acabado de llegar a casa, se puso a cargar, en compañía de un obrero, cuarenta toneladas de madera en un vagón de ferrocarril.
Fue el primer español en coronar en primer lugar el mítico Tourmalet. Fue en el Tour de 1933, en una etapa entre Tarbes y Pau, de 185 kilómetros, con carreteras inimaginables hoy en día y ataviado con los tubulares alrededor del cuerpo y con bicicletas que pesaban más del doble que las actuales.
Fue, también ese mismo año, el primer español en ascender primero a el famoso Galibier, batiendo además el récord de la ascensión.
En 1932 fue de Santander a Madrid en bicicleta para correr el Circuito de los Puertos, cuando llegó a Madrid fue a la Verbena de San Antonio de La Florida que se celebraba aquella noche y al día siguiente corrió.
Cuentan que una vez uno de los "ases" quería abandonar, pero quería hacerlo con honor, yendo en cabeza y con ventaja sobre el resto.
Vicente se enteró, salió en su persecución, lo alcanzó, lo dejó atrás y le dijo: "Ahora, si quieres abandonar, abandona; pero detrás de Vicente Trueba".
Paisanos de Vicente que estuvieron en la División Azul se hicieron famosos entre los alemanes por ser de Torrelavega y hasta los llamaban por el nombre del ciclista.
Se comenta que cuando las tropas italianas entraron en Torrelavega en 1937, un soldado de Benito Mussolini entró en una farmacia y preguntó a un chaval cómo se llamaba el pueblo.
El joven le dijo que se encontraba en Torrelavega y el soldado exclamó: "¡Hombre, el pueblo de la Pulga!"
Vicente nunca se ocupó demasiado del ciclismo, tenía su trabajo y le preocupaban sus negocios, corría por que le gustaba hacerlo como "hobby".
En el año 2005 recibe la Medalla del Tour de Francia a título póstumo, y la Medalla de oro de la Real Federación Española de Ciclismo.
Finalmente, el ciclista fallece el 10 de noviembre de 1986 a causa de una deficiencia respiratoria.


Vicente Trueba Pérez


Fuente: Texto, Marca, revista, Wikipedia y Sociedad Cántabra de Escritores

Copyright (c) Suco Fernandez 2017



domingo, 23 de julio de 2017

Publicidad ciclista en 1906

Colección de anuncios aparecidos en prensa escrita española en el año 1906.

Es un artículo que estará en permanente construcción, debido a la gran cantidad de información que hay que revisar. Por este motivo, cuando haya nuevos anuncios que insertar en el año correspondiente, se eliminará la última versión y aparecerá la nueva insertada en el blog como más moderna.














Por AIHEC

domingo, 4 de diciembre de 2016

Asociación Ibérica de Historiadores y Escritores de Ciclismo (AIHEC)



La Asociación Ibérica de Historiadores y Escritores de Ciclismo (AIHEC), se constituyó de forma voluntaria por la puesta en común de esfuerzos y voluntades de personalidades vinculadas a la historia velocipédica de los dos países ibéricos y tiene como objetivo preservar para las generaciones futuras lo que es su marca más relevante.

Fundada el 27 de noviembre de 2016.

La Dirección.