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Diário de Lisboa, 30 de agosto de 1935 |
Em Portugal havia uma figura carismática, que é digna de registo e relato nestas crónicas da AIHEC. O polícia "cara de aço" era um popular polícia motociclista que acompanhava todas as Voltas a Portugal, nos anos 30/40. A alcunha, essa, advira do seu semblante carregado e sério. A sua popularidade era grande e era amiúde conhecido do pelotão e do público adepto da modalidade.
Quando Eduardo Lopes começou a sua actividade velocipédica, em meados dos anos 30, logo se destacou como um dos mais brilhantes intérpretes da modalidade e ganhou, também ele, à semelhança do "cara de aço", popularidade no meio.
Para além de ciclista profissional, Eduardo Lopes era também um amante de motos e, no início dos anos 40, adquire uma bonita moto Ariel de 500 cc, recém-fabricada pela fábrica de Bournbrook, Birmingham, em Inglaterra.
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Eduardo Lopes y su moto Ariel de 500cc |
Certo dia, o "cara de aço", lembra-se de pedir emprestada a mota a Eduardo Lopes, para dar uma volta, ao que este recusou o pedido. Insatisfeito, e com desejos de vingança, decide montar-lhe uma cilada. Sabendo que aquele diariamente dava um passeio na mota, perto da sua residência, em Arroios (Lisboa), intercepta-o e pede-lhe os documentos e a licença da mota. Ora, Eduardo, quando dessas suas pequenas voltas matinais, nem sempre se encontrava munidos dos ditos, o que aconteceu nesse dia.
Era a oportunidade pela qual o "cara de aço" aguardava, e logo, apreendeu a mota, tendo tido assim a sua oportunidade de dar a respectiva "voltinha".
Escusado será dizer, que Eduardo Lopes passou um mau bocado para a reaver.
Por Eduardo Cunha Lopes (c)
En Portugal hubo una figura carismática que es digno de registrar y reportar en estas crónicas AIHEC. El policía "cara de acero" era uno popular motociclista de la policía, que acompañaba a todas las Vueltas a Portugal en los años 30/40. El apodo, esa, había venido de su semblante cargado y serio. Su popularidad era grande y era a menudo conocido del pelotón y del público adepto de la modalidad.
Cuando Eduardo Lopes comenzó su actividad velocipedica, a mediados de los años 30, luego se destacó como uno de los más brillantes intérpretes de la modalidad y ganó, también él, al igual que el "cara de acero", popularidad en el medio.
Además de ciclista profesional, Eduardo Lopes era también un amante de motos y, a principios de los años 40, adquiere una bonita moto Ariel de 500 cc, recién fabricada por la fábrica de Bournbrook, Birmingham, en Inglaterra.
Un día, el "cara de acero", se recuerda de pedir prestada la moto a Eduardo Lopes, para dar una vuelta, a lo que éste rechazó el pedido. Insatisfecho, y con deseos de venganza, decide montarle una trampa. Sabiendo que aquel diariamente daba un paseo en la mota, cerca de su residencia, en Arroios (Lisboa), lo intercepta y le pide los documentos y la licencia de la moto. Pero Eduardo, cuando de sus pequeñas vueltas matinales, no siempre se encontraba provisto de los dichos, lo que ocurrió ese día.
Era la oportunidad por la cual el "cara de acero" aguardaba, y luego aprehendió la moto, teniendo así su oportunidad de dar la respectiva "vuelta".
Ni que decir tiene, que Eduardo Lopes pasó un tiempo difícil en recuperarla.
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