miércoles, 20 de febrero de 2019

La niña


Una niña se acercó a los ciclistas, apostados sobre el puente. Tenía las medias rotas, manchadas de sangre, la pierna derecha herida. “Jac­ques, haz algo, haz algo... Mi madre está muerta”, le decía entre lágrimas al corredor que vestía el maillot amarillo. Anquetil, que presenciaba la tragedia codo a codo con Raymond Poulidor, no pudo nunca olvidar aquella imagen: “He tenido episodios duros en mi vida, pero ese 11 de julio es el peor de mis recuerdos”.

Fue en el departamento de la Dordoña, donde aconteció la mayor desgracia en la historia del Tour de Francia. Era la 19ª etapa de 1964, entre Burdeos y Brive la Gaillarde. En el kilómetro 106, el puente de Port de Couze, cerca de Lalinde, congregaba a numeroso público. Era un buen sitio para ver a los ciclistas, porque había una curva, ahí tendrían que ralentizar la marcha.

Pero el que no frenó fue un camión-cisterna de la Gendarmería, cargado de queroseno para abastecer a helicópteros. Entró a toda velocidad y en su caída al agua se llevó a 40 personas por delante. Murieron nueve, tres de ellas niños. Eran las 13:15. Un cuarto hora más tarde pasó el pelotón, que echó el pie a tierra durante un par de minutos. Suficientes para darse cuenta de la gravedad del accidente y para retomar la ruta con el corazón encogido.

Seis kilómetros después, un aficionado ajeno al drama les gritó: “Más rápido, banda de perezosos”. Pierre Everaert no pudo contenerse y se lio a puñetazos con el espectador. Tuvieron que intervenir su director adjunto en el Saint Raphaël, Raymond Louviot, y la policía para apaciguar los ánimos.

El belga Edward Sels ganó la etapa, su cuarta victoria en su debut. Y Jacques Anquetil se mantuvo de amarillo hasta París. Luego buscó a la niña. Nunca la encontró.

Por Manuel Aguirre (c) febrero 2019

Fuente: diario El País


A imagem pode conter: uma ou mais pessoas, ar livre, água e natureza







No hay comentarios:

Publicar un comentario