viernes, 24 de mayo de 2019

Óscar Sevilla


Corría 1999. Ganaba Marco Pantani la túnica amarilla (los italianos llevaban años sin ganar la Grande Boucle) y se encaminaba durante el mes de mayo de 1999 a afrontar la defensa de su título del Giro de Italia, logrado apoteósicamente 12 meses antes, con toda una nación puesta en pie ante las exhibiciones de su hijo pródigo, ´Il elefantino´. Como siempre, el mejor banco de pruebas para ver el estado de forma algunos de los aspirantes a la corsa rosa se iba a ver una semana antes, en el tradicional Tour de Romandía, carrera por etapas suiza que siempre hace de ancla entre las clásicas de primavera y la ronda italiana.

Y en aquella edición, que ganaría el francés Laurent Jalabert, asistimos a la presentación a nivel internacional de un joven ciclista manchego, con cara de niño que no rompía un plato y que militaba en el potente equipo alicantino del Kelme-Costa Blanca. ¿Su nombre? Óscar Sevilla. Natural de Ossa de Montiel, este fino escalador tomó parte en esta prestigiosa ronda helvética, cuando cumplía ese año su segunda temporada como profesional. Con 22 añitos, Sevilla afrontaba una de las etapas decisivas de la prueba, un cuarto acto que finalizaba en alto, en la tradicional llegada a Veysonnaz, partiendo de Moudon y arribando a una localidad en pleno corazón de la comuna de Valais.

Fue a 3 kilómetros para la cima cuando el ciclista manchego arrancó como un misil y abrió un hueco insalvable para sus rivales. Era su primer triunfo como profesional y su “presentación en sociedad” a nivel internacional como un ciclista ganador, aunque ya en 1998 había demostrado sus dotes de trepador en el Giro de Italia, ronda que acabaría finalmente abandonando.

A partir de esa fecha, asistimos a su crecimiento como ciclista orientado a grandes vueltas, llegando a ser ganador de la clasificación de mejor joven en el Tour de 2001 y rozando la victoria en la general de la Vuelta a España de ese mismo año. A pesar de que la Operación Puerto segó de raíz su proyección como corredor de elite, Óscar ha seguido compitiendo y luchando por brillar en este deporte, especialmente en Colombia, donde sus victorias siguen hoy en día siendo noticia, con la Vuelta a Colombia y el Clásico RCN ya en su brillante palmarés.

Pero, volviendo a su bautizo en Romandía, merecía la pena recordar este hito, en una cita que nunca ha sido muy prolífica para nuestro ciclismo, con sólo victorias absolutas de Paco Galdós (1975) y de Abraham Olano (1996). Recuerdo los comentarios en el pelotón, cuando a todo un veterano e ilustre Gianni Bugno, le lanzaban bromas sus compañeros cuando veían a Sevilla, y le decían que ese “niño” podía ser su vástago perfectamente…

Por Manuel Pérez Aguirre (c) 2019





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