miércoles, 9 de mayo de 2018

Un susto inesperado...




La decimosexta etapa de la Vuelta a España de 1990, hoy hace 28 años, quedó totalmente desvirtuada por la explosión de dos artefactos, compuestos por 500 gramos de trilita, que no causaron daños personales, y las amenazas de colocación de varios más a lo largo del recorrido entre Logroño y Pamplona. La salida de la etapa se efectuó con más de una hora de retraso, debido a que cuando los corredores se disponían a iniciar su pedaleo se les informó de la existencia de dichas amenazas. La organización terrorista ETA se atribuyó la autoría de las dos explosiones.

El primer artefacto, de fabricación casera, explotó sobre las 12.00 horas en la cuneta del kilómetro 97 de la nacional 134, a la altura de Mendavia, localidad del recorrido de la etapa. No se registraron daños personales y los materiales fueron escasos. La carrera pasó sin mayores problemas por este lugar horas después de la explosión. Las primeras noticias que llegaron a la plaza del Ayuntamiento de Logroño, donde se había realizado el protocolario acto de concentración y firma, fueron confusas. Los 149 corredores que continúan en la carrera recibieron el aviso de que la organización había decidido retrasar durante 20 minutos la salida.

Posteriormente fueron los ciclistas los que se negaron a iniciar la etapa, en tanto no se les informase de cuanto acontecía y no se les ofreciese unas mínimas garantías. Los corredores colombianos fueron los más reacios a disputar la etapa. William Palacio (Postobón) llegó a declarar: "Lo más importante es nuestra seguridad. Si alguien queda herido, de qué sirve que se hayan hecho responsables. Si existen problemas, se suspende la etapa y ya está". Fue la intervención de algunos corredores españoles, entre ellos la de Álvaro Pino, la que sirvió para que los extranjeros aceptasen dar comienzo a la etapa, aunque bajo la condición de marchar todos agrupados y estar atentos a cualquier nueva información. La salida se produjo finalmente a las 13.25 horas.

Mientras se disputaba ya la etapa, alrededor de las 14.00 horas, se produjo la explosión de un segundo artefacto, de características similares al primero, en la cuneta del kilómetro 35 de la carretera comarcal 115, en las proximidades de Rincón de Soto y Perialta, en los límites de La Rioja y, la comunidad foral de Navarra.

La Vuelta a España no pasaba por Pamplona desde hace tres años y no discurre por el País Vasco desde que en 1978 finalizase en San Sebastián. Ya cerca de la meta, cuando los corredores decidieren disputar los últimos kilómetros, una torrencial tromba de agua y granizo provocó que la llegada se disputase en unas condiciones extraordinariamente difíciles. El sprint final se lo adjudicó el alemán federal Uwe Raab, que de este modo ganó su segunda etapa en esta Vuelta.

Álvaro Pino fue el más afectado por el deficiente estado de la carretera, totalmente anegada de agua, al sufrir una caída pocos metros antes de la llegada. El ciclista gallego, con una gran herida en su rodilla derecha y numerosas contusiones por todo el cuerpo, fue trasladado en una ambulancia al Hospital de Navarra, donde se le sometió a un estudio radiográfico, que no descubrió fractura alguna. El corredor abandonó después el hospital y los médicos de la ronda estiman que no tendrá problemas para tomar hoy la salida.

"Ha sido un día completo", dijo sarcásticamente José Miguel Echávarri (Banesto). "Ha sido una jornada inesperada y triste, primero por las amenazas de bomba, después por la tromba de agua que me parece la más espectacular que he presenciado nunca. La jornada, deportivamente, hay que olvidarla. Ha sido un día de descanso activo".

Con anterioridad a los 20 últimos kilómetros, el pelotón convino en mantener un ritmo de pedaleo muy lento en protesta por las amenazas. Fuerte manifestó: "Hemos rodado con tranquilidad. No teníamos miedo pero existía cierto nerviosismo por las amenazas de bomba".

Los jueces de la carrera tuvieron numerosos problemas para seleccionar la clasificación puesto que la visibilidad en la meta era nula y resultó imposible detectar la composición de los grupos que se formaron en los últimos metros. Al final, decidieron conceder a todos el mismo tiempo.

Fuente: diario El País.

Por Manuel Pérez Aguirre (c)



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