miércoles, 5 de junio de 2019

El Tour de Rominger


Sin duda, el Tour de Francia 1993, fue el mejor Tour de Rominger, que efectivamente desde el 92 ya era uno de los grandes del ciclismo mundial, pero tenía que confirmarlo en la ronda gala. Y vaya si lo hizo. Nunca volvió a ese nivel en julio, pero en ese 1993 estuvo pletórico. Y curiosamente, pese a esa gran carrera del suizo, en ningún momento estuvo en peligro el tercer Tour de Indurain.

El hecho de perder tanto tiempo en la crono por equipos hizo que Rominger empezara a acumular retraso. A eso se añadió el que su mala clasificación hizo que saliera en la primera crono (en Lac de Madine) de los primeros, y creo que casi le granizó. Además, entró en meta con la rueda pinchada. Pese a ello fue cuarto, pero ya estaba a 5:44 de Indurain.

Con esto, y pese a hacer un doblete precioso en los Alpes (con el tan comentado sprint en Isola 2000) el navarro nunca estuvo demasiado preocupado, y el suizo se pasó el Tour intentando desbancar a Jaskula y Mejía del podio, más que atacando a Indurain.

Tony miraba a los Pirineos confiado en alcanzar la segunda plaza, pero el primer día, con la llegada a Andorra y el recital de Oliverio Rincón, hubo tablas, puesto que los cuatro primeros llegaron juntos. Quedaba el día de Saint Lary Soulan, y allí Rominger se jugó el todo por el todo. Atacó muy abajo, y en principio solo Indurain pudo seguirle. Pero Jaskula, de menos a más, logró darles alcance. Mientras, Mejía sufría y no perdía más tiempo gracias a que su compañero Hampsten le marcaba el ritmo. En meta ganaba Jaskula, según Rominger por culpa de... Johan Bruyneel! El de Clas decía que el belga, que corría en la ONCE, había reconocido el puerto unos meses antes y le había dicho que la llegada era más dura de la realidad, con lo que Tony esprintó con un desarrollo incorrecto... y perdió. Al menos Mejía, se dejó más de un minuto y muchas opciones de hacer podio, puesto que estaba ya a casi un minuto de Rominger.

El suizo vió que ya tenía a tiro de piedra al colombiano, y al polaco pensó esa noche por primera vez en atacar a Indurain. Al día siguiente, en el Tourmalet, lo probó. El momento fue crítico para el navarro (en Banesto descubrirían después que la última semana la pasó con fiebre) ya que se fueron juntos Tony, Jaskula y varios otros corredores. Rominger quería formar un grupito, pues sabía que desde la cima del Tourmalet hasta Pau quedaban muchos kilómetros. Pero Jaskula cogió el mando, se puso a tirar y descolgó a todos en la cima. Una vez coronado el coloso, se desentendió. Rominger se lanzó hacia abajo, pese a saber que intentarlo en solitario era un suicidio. Por detrás, Indurain había coronado a un minuto, guiado por un Gorospe que en esa ascensión estuvo sensacional. Lo que pasó en el descenso, ya todos lo sabéis...

Por Manuel Pérez Aguirre (c) 2019





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