El puta Merckx era Eddy Merckx, en el lenguaje de Luis Ocaña. Para el resto del mundo ciclista era El Caníbal. El mejor ciclista de todos los tiempos. Su palmarés no admite comparación con el de ningún otro. Fue un adoquín en la vida de Ocaña, que sin la competencia del belga (ambos nacieron en 1945) podría haber sido el gran campeón durante varios años. Por eso le llamaba “el puta Merckx”. Nunca, se refirió a él de otro modo, y tengo que decir que en la expresión no era de desprecio ni insulto, sino admiración.
Para 1971, Merckx había ganado consecutivamente los dos Tours anteriores, entre otro montón de grandes victorias. Esos triunfos en el Tour llegaron acompañados del maillot verde, del de la montaña y el de la combinada. Y de un buen puñado de etapas. Y de triunfos de todo orden: Giro, Mundial, Milán-San Remo, cualquier tipo de clásica, récord de la hora…
Ocaña, que el año anterior había ganado la Vuelta a España y una etapa del Tour de Francia (en Saint Gaudens, luego se verá por qué lo preciso), decidió que ya era suficiente. Que había llegado la hora de pararle los pies al puta Merckx. Entonces corría mucho en el mundillo del ciclismo (todos los veteranos retirados, un poco pelusones, lo decían así) el comentario de que Merckx corría con una ventaja: no tenía rivales, o los que tenía no se atrevían con él. Así que dictaba la ley. “Si está bien, ataca; si no está bien, nadie le ataca, nadie le mueve, porque nadie se atreve”. Ese era el sentir general.
Ocaña se hartó y decidió confabularse con Juan Manuel Fuente, El Tarangu, asturiano, escalador sensacional, aunque con mala cabeza para regularse y una tendencia a las pájaras imprevisible. Un genio, un Curro Romero de las montañas. Cuando saltaba sólo había dos posibilidades: o reventaba a todos o reventaba él. La probabilidad venía a ser, exactamente, del cincuenta por ciento. Ocaña corría para el BIC, Fuente para el Kas, pero no les costó aliarse. Ambos se podían sentir aludidos como parte principal del grupo de sospechosos de no atreverse con Merckx. Y ambos eran de ese tipo de hombres que puede soportar cualquier cosa menos una acusación de cobardía.
Y estos protagonistas, se las verán un 9 de julio de 1971, en una etapa difícil de olvidar, sobre todo para los amantes de Ocaña: Orcières-Merlette - Marseille.
Continuará...
Por Manuel Aguirre (c) 2019
Luis Ocaña y Eddy Merckx |
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